29 jul 2008

La cuestión que está esquivando Ingrid Betancourt

Por: Eduardo Mackenzie
Entre las muchas declaraciones hechas por Ingrid Betancourt desde que fue rescatada por el ejército colombiano en la espectacular acción del 2 de julio de 2008 en el Guaviare, hay algo importante que ella no ha dicho o que no ha querido decir hasta hoy: No le ha pedido al gobierno francés que apoye al gobierno colombiano en su lucha contra el narco-terrorismo de las FARC. Ese silencio llama la atención y muestra que estamos ante una formidable paradoja.

París celebró la liberación de Ingrid Betancourt como una victoria propia. Sin embargo, la orientación francesa fue pedirle siempre a Bogotá que desistiera de todo intento de rescate militar de la rehén. Ingrid, a su vez, contribuyó a reforzar el inmerecido triunfalismo de París al proclamar: “Le debo todo a Francia”[1]. A partir de ese momento, la “operación Jaque” del Estado colombiano, a la que ella debe, en realidad, su libertad, dejó de ser para ella un tema.

El equívoco va muy lejos. Durante los seis años y cuatro meses que duró el cautiverio de Ingrid Betancourt, el gobierno francés se creyó autorizado a intentar imponerle al gobierno colombiano una actitud precisa frente a ese rapto: Bogotá no debía intentar acción militar alguna para rescatar a la ex senadora y debía, por el contrario, acoger la exigencia de las FARC de realizar el llamado “acuerdo humanitario”, es decir discutir con la banda criminal y hacerle la concesión que ésta pide: la desmilitarización de una región del territorio colombiano[2].

Si el gobierno colombiano hubiera acatado esos consejos de Francia , Ingrid Betancourt y los otros 14 secuestrados seguirían hoy en poder de las FARC, y éstas se habrían apoderado de los pueblos Pradera y Florida y de sus 120.000 habitantes, y constituido un bastión a pocos kilómetros de Cali, la tercera ciudad de Colombia.

Como presidente de Francia y presidente de la Unión Europea durante los próximos seis meses, Nicolas Sarkozy le dio una extraordinaria acogida a la ex rehén colombo-francesa, quien al día siguiente del rescate, antes de que el examen médico de rigor le fuera hecho en Bogotá, optó por viajar a París con su familia en un avión oficial francés. Las palabras que ella dijo en el aeropuerto de Villacoublay fueron recogidas con delectación por el gobierno y la prensa francesa.

En Bogotá, Ingrid le había agradecido lacónicamente al presidente Álvaro Uribe y a las fuerzas militares colombianas la acción de rescate. Ella hizo también una frase favorable a la eventual reelección del jefe de Estado. Tal actitud era apenas obvia. Sin embargo, una vez instalada en Francia, Ingrid Betancourt olvidó el tema prioritario. Y los comités “de apoyo”, quienes se dedicaron a hacer política “antiimperialista” en lugar de ejercer presión sobre las FARC para que la liberaran, y que desoyeron las recomendaciones que la misma Ingrid Betancourt había implorado para su liberación[3], fueron saludados por ella como verdaderos héroes.

Una sola sugerencia de Ingrid Betancourt, en el sentido de que Francia cambie su política actual ante Colombia y ofrezca un respaldo real a la acción del Estado colombiano, habría sido vista como una petición lógica y legítima, habida cuenta del formidable acto de justicia y de responsabilidad política del Estado colombiano, cristalizado en la operación del 2 de julio. Ese día, sin disparar un tiro, quince rehenes “políticos”, los tres norteamericanos[4] y once policías y militares, fueron arrebatados a sus verdugos, un frente las FARC encargado de vigilar unos narco-cultivos, mediante un golpe de astucia y de audacia que todo el mundo ha saludado como ejemplar.

A pesar de la enorme recepción que tienen sus palabras en este momento, Ingrid Betancourt no hizo tal exhortación a los responsables franceses. Antes de viajar a París, la ex rehén solicitó la colaboración de Hugo Chávez, Rafael Correa y Cristina Kirchner “para lograr la liberación de todos los rehenes de las FARC y alcanzar la paz en Colombia”. Pero no hizo ningún llamado a Francia sobre la cuestión fundamental: el apoyo de ese país y de la UE a los esfuerzos de seguridad de Colombia. Si ella no lo ha hecho, es porque no está dispuesta a hacerlo.

En la lucha difícil y casi solitaria de la democracia colombiana contra la subversión armada comunista y contra la fase más aguda y reciente de ese fenómeno, conocida bajo el nombre de narco-terrorismo, el Estado francés no ha dado respaldo a Bogotá.

En un momento dramático, pues la expansión militar de las FARC estaba en apogeo y los golpes sangrientos contra las fuerzas del orden se hacían más y más desestabilizadores, el gobierno colombiano le pidió a Francia y a la Unión Europea su ayuda urgente. Sin embargo, el Plan Colombia fue brutalmente rechazado por la Unión Europea el 24 de octubre de 2000. La UE estaba bajo la presidencia francesa en ese momento. Un mes y medio después, el Quai d’Orsay aceptaba la visita de Olga Marín, le hija del jefe supremo de las FARC.

Desde entonces, la diplomacia colombiana no contó sino con el apoyo decisivo de Estados Unidos en ese combate necesario e inevitable entre un Estado de Derecho latinoamericano y la organización terrorista más antigua y fuerte del hemisferio occidental.

La política de París y de la UE ha sido, desde entonces, la de no apoyar el Plan Colombia, ni los planes subsiguientes, y de limitarse a lanzar declaraciones sobre la necesidad de un hipotético “arreglo político” del llamado “conflicto colombiano”. En consecuencia, todo pedido de ayuda financiera, militar y diplomática de Bogotá ha sido rechazado. Francia y la UE dan apoyo a ciertas Organizaciones no gubernamentales extranjeras que operan en Colombia. Pero el rescate de los rehenes en poder de las guerrillas, de extrema derecha y de extrema izquierda, nunca estuvo al alcance de esos grupos.

No se trata, pues, de un olvido. Ingrid Betancourt no hace ese pedido crucial al presidente Nicolas Sarkozy pues sabe que ello es políticamente incorrecto, pues la orientación del 24 de octubre de 2000 sigue vigente. Es hora, sin embargo, de que la UE cambie de línea sobre Colombia. Ingrid Betancourt podría pedirlo, debería pedirlo, como lo ha pedido varias veces el presidente Álvaro Uribe, sin ser escuchado. La presidencia francesa actual de la UE es la mejor ocasión para corregir la injusticia cometida en octubre de 2000. ¿La política exterior francesa actual de la “mano tendida”, anunciada con motivo de la nueva presidencia francesa de la UE, beneficiará a Colombia?

La cuestión está planteada.

Otra constatación que salta a la vista en estos momentos es que, a pesar de los enormes sufrimientos vividos, de las humillaciones constantes, de la brutal confrontación cotidiana con la organización terrorista FARC, Ingrid Betancourt, durante su cautiverio, avanzó muy poco desde el punto de vista político. Ella sigue pensando las FARC y sus aliados como las pensaba en 2001.

Ingrid Betancourt, y los cuatro o cinco centenares de secuestrados que siguen hoy en poder de las FARC, son las víctimas de una de las maquinarias de muerte más eficientes montadas por los soviéticos durante la Guerra Fría. La liberación de los rehenes en Colombia, y el desmantelamiento definitivo del proyecto FARC, es uno de los últimos combates secretos de la Guerra Fría, la cual pretende perpetuarse en Colombia por un oscuro capricho de la Historia. Ingrid Betancourt, los llamados comités “de apoyo” y ciertas cancillerías europeas, parecen no saberlo. Para Ingrid Betancourt el problema FARC se reduce a un punto: el de una guerrilla “campesina” que debería liberar los 25 rehenes “canjeables” que siguen en su poder[5], para “mejorar su prestigio diezmado” y dar un “primer paso” hacia un “proceso de paz”, que permita “cambios en la estructura del Estado”.

Por eso la ayuda que la democracia francesa debería prestar a la democracia colombiana para culminar exitosamente ese combate necesario no es una prioridad para Ingrid Betancourt.

Ella cree indispensable, por el contrario, darle lecciones de ciencia política desde París al jefe de Estado que la liberó, a quien acusa ahora de tener un “lenguaje de odio” y de haber “aislado” a Colombia. Obviamente, para Ingrid Betancourt cuando Colombia se defiende y es amenazada por la tiranía venezolana aliada de las FARC y por sus títeres ecuatorianos y nicaragüenses, eso equivale a ir por un mal camino. Pues la sola salida que tendríamos, según ella, es doblar la rodilla ante las aventuras antiliberales y liberticidas del “bolivarismo” chavista.

Esa actitud lamentable, y su decisión de no participar en Colombia en las manifestaciones del 20 de julio de 2008 por la liberación de los rehenes en poder de las guerrillas, ha chocado la sensibilidad de muchos colombianos. Algunos la ven como candidata presidencial en 2010. Otros se preguntan si ella aspira a hacer política en Francia. El escritor Marek Halter la ve, por ejemplo, en el Parlamento Europeo. Pero no es fácil saber si la clase política francesa la acogerá un día para esos menesteres. “¿Qué lugar ocupa Ingrid Betancourt ahora en la sociedad francesa?”, le preguntó tímidamente hace poco un periodista a Bernard Kouchner. La respuesta [6] del ministro socialista francés de Asuntos Extranjeros fue muy clara: “Ella ocupará sin duda un lugar en Colombia”.
Notas
[1] La Vanguardia, Barcelona, 5 de julio de 2008.
[2] El gobierno francés, por otra parte, le prometió a las FARC sacarlas de la lista de las organizaciones terroristas de la Unión Europea si ellas liberaban a Ingrid Betancourt. RCN, Bogotá, 11 de julio de 2008; El Colombiano, Medellín, 13 de julio de 2008.
[3] En un video que las FARC entregaron como prueba de supervivencia de Ingrid Betancourt el 30 de agosto de 2003, ésta se pronuncia en favor de los rescates militares de los rehenes. Su familia, los comités “de apoyo” y el gobierno francés nunca aceptaron esa tesis.
[4] Son los estadounidenses Thomas Howes, Keith Stansell y Marc Gonsalves. Ellos participaban en una misión antidroga a bordo de un avión que tuvo que aterrizar de emergencia el 13 de febrero de 2003 en una zona infestada por las FARC.
[5] Estos son el coronel Mendieta, el caporal Moncayo, el sargento Arcila, el ex gobernador Alan Jara, el mayor Duarte, el sargento Beltrán, el intendente Moreno, el sargento Delgado, el mayor Murillo, el caporal Martínez, el capitán Gómez, el sargento Moreno, el intendente Solarte, el intendente Duarte, el teniente Hernández, el intendente Medina, el sargento Salcedo, el intendente Peña, el capitán Solórzano y el parlamentario Lizcano.
[6] Le Journal du Dimanche, 6 de julio de 2008.

16 jul 2008

El complot contra Colombia

Por: Luis Villamarín Pulido
No es coincidencia gratuita que Telesur publique el comunicado de las Farc acerca de negar cualquier negociación con el presidente Uribe, el mismo día que se reunieron en el Ecuador tres presidentes enemigos del pueblo colombiano, que están empeñados en sacar del poder al presidente Uribe, para ubicar uno una gobernante títere de “transición hacia el socialismo chavista”. Y que esto ocurra despu'es que Ortega haya dicho que respalada la actitud camorrera de Ecuador, al tiempo que las Farc agradecen al mandatario nicaraguense su desafiante y belicosa posición frente a Colombia.

Parece que el bosque no deja ver los árboles. Es imposible creer en gestos de buena voluntad de Hugo Chávez, y, a la vez ser tan ingenuos en suponer que la reciente reunión con Uribe en Venezuela, cambiará por arte de magia lo estructural de una relación diplomática, que no sea ni cargada de prevenciones mutuas, ni sin intenciones siniestras del mandatario venezolano.

Por eso sin ser aguafiestas, es inconcebible suponer que ya se resolvió la situación con Venezuela y que ahora sigue meter a Correa en el redil de la sensatez. Ni lo uno ni lo otro. En realidad el complot contra Colombia descubierto a tiempo en los computadores de Reyes está vivito y coleando.

Ha habido cambio de libretos y de situaciones pero no de objetivos. La dictadura cubana ha seguido sacando la brasa con mano ajena y manipulando a Chávez, para que como un camaleón cambie de actitud publica, mas no de comportamiento secreto. Las Farc siguen apoltronadas en Venezuela, mientras que Ortega y Correa, obedientes a los dictados de la Habana y Caracas, siguen empeñados en buscarles el estatus de beligerancia. Para ello desarrollan una intensa campaña de diplomacia paralela y una agresiva campaña mediática que necesita urgente respuesta de la Cancillería colombiana.

Igual que los computadores de Reyes, la sorpresiva liberación de los rehenes entre ellos Ingrid y los tres gringos, les dañó los planes que tenían para esta cumbre trinacional que no obstante el golpe contra el corazón de las Farc y sus aliados estratégicos, la realizaron en el Ecuador, pero con mas y nuevos actos teatrales. Y de contera se quedaron callados. Ese silencio es señal de que algo esán tramando. Ojalá no sea una agresión militar de Nicaragua y Venezuela contra Colombia, respladada por Correa. No es ni utopia ni exageración. De estos tres personajes puede esperarse cualquier cosa.

Chávez apareció como si fuera un hombre nuevo, con interés integracionista y muy respetuoso de la soberanía y autodeterminación colombianas. Correa resarció su dignidad de vitrina y dijo lo mismo que las Farc, que no habla con el gobierno colombiano mientras esté Uribe de presidente. Y Ortega, asumió el papel de Chávez, es decir el del bocón desmedido e irreverente que primero habla para luego pensar. Y la dictadura cubana, gestora intelectual de la componenda se lavó las manos.

Es imperioso entender que Chávez, Ortega, Correa, las Farc son marxistas-leninistas y que como tales, están convencidos que sus ideas y sus copartidarios están en guerra contra el capitalismo, que para ellos, la única paz posible en Colombia es cuando las guerrillas comunistas tomen el poder e implanten una dictadura socialista. En ese sentido el fin justifica los medios, y para el efecto deben aliarse con quien sea, es decir que Alvaro Leyva, Piedad Córdoba, Carlos Lozano y los demás camaradas del Movimiento Bolivariano, son fichas claves en el proyecto de tumbar a Uribe.

Basta con leer los comunicados de la Coordinadora Continental Bolivariana, comparar los hechos políticos de la época con lo que contenían los computadores de Reyes, y analizar lo que decían Chávez y Correa en ese momento, para concluir que la comunión de ideas es total. Que lo que plantea en forma ideológica el terrorista dominicano Narciso Isa Conde, es desarrollado en la práctica por los camaradas de la CCB, y los mandatarios complotados contra Colombia.

Llama la atención que ahora que quedó al descubierto la relación subversiva del mediador suizo con las Farc y que el gobierno Uribe sugirió de manera audaz, contactarse directamente con las guerrillas, el gobierno suizo en lugar de investigar y colaborar en la lucha contra el terrorismo, acuda al mismo argumento de los complotados contra Colombia, con el cuento chino, que el deshonesto mediador estaba trabajando por la paz y la vida de los colombianos.

De remate el sinuoso presidente Sarkozy, carente de carisma popular en su país, y alejado de problemas fundamentales de La Francia, se dedicó a politiquear en contra de Uribe. Ingrid sabe que su historia y su imagen se convirtieron en un juguete de conveniencias politiqueras, que a la larga la favorecen en su inocultada aspiración presidencial. Es la gran ganadora del sainete.

Sin haber hecho ningún acto heroico por La Francia, fue condecorada con la medalla que quisieran tener todos los militares franceses. Sin haber hecho un solo acto de paz valedero, fue propuesta para el Premio Nobel. Sin haber mostrado nada grandioso como funcionaria pública la revista Semana la candidatizó a la Presidencia. Y sin tener nada de “proletaria” ella misma se bautizó izquierdista.

Lo grave del asunto, es que el electorado colombiano está comenzando a ser confundido con esta catarata de propaganda electorera. Como no hay objetivos nacionales, ni foco sobre los asuntos medulares, se nos está olvidando que para derrotar a las Farc es necesaria e imprescindible la continuidad de la seguridad democrática con mucha inversión social e impulso de la economía.

Y lo que es mas grave, como los árboles no dejan ver el bosque, se nos pasa por alto, que para lograr la verdadera paz, se necesita de un verdadero estratega al frente de Colombia. SEa que continue Uribe o no, se necesita a alguien que tenga los pantalones bien puestos para tomar decisiones como el bombardeo a la guarida de Reyes (escondrijo consentido por el gobierno ecuatoriano), o para ejecutar una operación de rescate impecable, asi sus detractores digan lo contrario.

Se necesita alguien con la suficiente experiencia en cargos públicos para capotear a las fieras de las cortes y el congreso que quieren acabarlo, encarcelarlo y hasta reducirlo a la mínima expresión, por pura y física politiquería. Pero sobre todo, Colombia necesita a alguien con la madurez y la malicia para contrarrrestar la estrategia comunista contra el país, y para adelantarse a osadas acciones subversivas internacionales orquestadas por Cuba y Venezuela.

Alguien que tenga la serenidad y la madurez, para superar con creces la grosería de Correa, Ortega, Chávez; para poner en alto el nombre de Colombia en el exterior, pese a la propaganda sucia y rastrera de los enemigos internos y externos; alguien que conozca al país no solo por referencia geográfica sino porque ha visitado todas las regiones. Es decir, alguien a quien le quepa el país en la cabeza, alguien que tenga una visión de conjunto desde la integralidad socio-económica hasta la Defensa Nacional.

Es hora que los medios de comunicación en su condición de cuarto poder, inicien una campaña educativa a los electores actuales y potenciales, para cultivar responsabilidad y sentido histórico. No podemos dejar que se vaya por la borda todo un proyecto, porque la agresión integral de los complotados contra Colombia está vivita y coleando. Y porque ahora a algunos europeos a quienes se les concedió el honor de mediar sin que presentaran resultados tangibles, les dio por politiquear con el tema colombiano, en aras de imponer una presidenta sin los suficientes kilates para enfrentar el resto histórico presente y venidero.

Si no queremos tener mas Pastranas, mas Samperes, mas Gavirias, mas Belisarios, mas Lopez Michelesen en el Palacio de Nariño, que son el tipo de alternativas que nos presentan, debemos despertar del letargo y de la anestesia propagandista que tejen los complotados.

Por que lo grave no es elegir otro personaje similar a estos intrascendentes. Lo grave es que los gestores del complot siguen socavando el piso a la institucionalidad colombiana y un personaje de ese talante sería inferior al reto de conducir a Colombia en una situación tan dramática. Y si coadyuvamos a elegir a un presidente o presidenta que sea apto para el ansiado gobierno de transición prochavista, que entre el diablo y escoja.

11 jul 2008

La estrategia en el "jaque mate" a las Farc

Por: Fernando Estrada Gallego

La denominada operación 'Jaque' a las Farc, contiene aspectos de estrategia que pueden llevar a la resolución definitiva del conflicto armado en Colombia. Todo dependerá de su continuidad. Los avances demostrados con la operación de rescate de Íngrid Betancourt, combinan ingredientes de la tradición clásica:
estratagema, política, filtración del enemigo, conocimiento territorial (Clausewitz) hasta componentes novedosos en teoría de juegos, información asimétrica y tecnología avanzada (Neumann, Nash).

El Gobierno, ha subrayado la originalidad de la estrategia con base en una reconocida trayectoria de la Fuerza Pública. Y tiene razón. Ni Clausewitz ni Tommy Franks, podrían haber previsto entre la espesura de las selvas tropicales, una inteligencia estratégica con caracteres tan inéditos.

El conjunto de la operación contiene detalles que se mantendrán en el misterio, sin embargo, tenemos suficientes elementos para comprender factores decisivos. Y sin duda uno de los principales fue el manejo de la información. Los estrategas militares, después de la Segunda Guerra Mundial, la Guerra del Golfo Pérsico, la Guerra en los Balcanes y la guerra en Irak, han intentado comprender las dimensiones esenciales de la información.

Que no se relaciona únicamente con el aprovechamiento de las comunicaciones satelitales y la capacidad de interceptación de llamadas, sino también con los datos entregados por guerrilleros reinsertados, la información suministrada por la red de informantes, la creación artificiosa del rumor y la influencia de los medios. Las guerras se ganan cuando la información condiciona el accionar y el comportamiento del adversario.

Si la evolución reciente de las Farc demuestra un estado de descomposición progresivo y el deterioro de sus planes, esto obedece sustantivamente al decaimiento de sus comunicaciones. Un efecto conseguido, gracias a las condiciones de aislamiento creadas por el dominio territorial de la Fuerza Pública en zonas estratégicas. La incomunicación de las Farc tiene su contraparte en los avances sobre la información de la Fuerza Pública. Esta relación asimétrica permite derivar una importante lección sobre el conflicto en Colombia. Los territorios en donde la insurgencia lograba poder político y militar, están siendo minados por la capacidad de sorpresa de la Fuerza Pública. Y lo que aparentemente resulta como sorpresa, no es más que una acción coordinada de información.

La información en las guerras civiles (Skaperdas, Kalyvas), define una ventaja que puede resultar absoluta. En la medida en que el movimiento estratégico influya sobre el adversario de un modo favorable para uno mismo. ¿Qué significado tiene esto en nuestro caso? Que los operativos militares que han propiciado las muertes de 'Reyes', el 'Negro Acacio' e 'Iván Ríos', así como el rescate de Íngrid Betancourt, los estadounidenses y los miembros de la Fuerza Pública, son una demostración de ventaja estratégica sobre la base de información confiable. O contrario. Que las Farc pueden ahora desconfiar de la información en sus campamentos, porque sus derrotas han sido resultado de la misma.

Con la operación 'Jaque' a las Farc, la estrategia de la Fuerza Pública tuvo un movimiento ganador. Consistió principalmente, en afectar las expectativas de las Farc mediante una distorsión en la información. Esta forma de obrar interviene como un recurso estratégico, que puede culminar con su derrota definitiva. Ganando los operativos contrainsurgentes en el plano de la información, bien sea mediante la modalidad de intercepción de las comunicaciones, la expansión del rumor o la influencia de informantes, la Fuerza Pública está demostrando su competencia internacional.

8 jul 2008

Los Tres Escenarios de las FARC

Por: Alexander Terreros
Después de la Operación Jaque, las Farc tienen tres escenarios a seguir y lo peor de todo, para ellos, es que con cualquiera gana el presidente Uribe, quien desde ya pasó a la historia como el más fuerte rival que enfrentaron en toda su historia y quien, incluso, podría ser su verdugo final.

El primero de ellos, muy dentro de la lógica fariana, es el de seguir resistiendo la embestida de este Gobierno, a pesar de las cada vez más frecuentes y sonoras derrotas que les han sido inflingidas.

En este escenario seguirá ganando el Presidente Uribe, quien no cesó en su propósito de derrotar a las Farc aún en los momento más críticos, cuando los resultados positivos no brillaban por su cantidad. Y obviamente no lo hará ahora cuando no sólo las Fuerzas Armadas, sino el país entero, sienten que se ha logrado el punto de quiebre de la guerra con esta organización, que por varios de sus 40 años tuvo la astucia de mantener en vilo a todo un país apoyado en la inacción y falta de real compromiso de los mandatarios de turno que se sentían perseguidos por el fantasma de la llamada negociación política al conflicto dejando a un lado su más importante responsabilidad constitucional que era la de doblegar cualquier intención de sublevación contra el Estado.

Sin duda alguna, en este espectro Uribe podría seguir ganando más espacio (normalmente impensable cuando ya se tiene más del 80 % de aceptación) o por lo menos evitando que un buen porcentaje de ello se mueva al vaivén de un péndulo movido por algunos sectores importantes de opinión que reclaman nuevos aires en la jefatura del Estado. A punta de resultados -como se diría popularmente- Uribe está amarrando su respaldo.

El segundo escenario que enfrentan las Farc es el de decidir abrirse a la comunidad internacional con el propósito de buscar una negociación internacional con la intermediación de un grupo de países que les devuelvan cierto protagonismo dentro de su maltrecha imagen.

Acá también vuelve y gana Uribe, pues ya son pocos los países que se atreverán a promover motu propio acciones con un grupo guerrillero que pierde a pasos acelerados el espacio político que se les intentó abrir el año pasado y del cual ya no queda sino el recuerdo.

Por el contrario, con el rescate de Ingrid y los militares y sus posteriores testimonios sobre las macabras condiciones del secuestro, las Farc quedaron, en plata blanca, como una organización que no tiene el mínimo respeto por la dignidad humana. Las voces de Chavez, Correa, Kirchner y otros cada vez se hacen más tenues al punto que están llegando a los terrenos del silencio. Quizás Francia, aupado por Ingrid, y un histórico neutral como Suiza podrían emprender acciones para buscar la liberación del resto de secuestrados como un acto de buena fe que abra el espacio al diálogo preliminar para una negociación. No obstante, ya el Presidente Uribe se quitó de encima la lora promovida por Chávez y compañía y secundada por los países amigos de querer negociar con las farc porque sí y porque no.

El tercer escenario, el de buscar una negociación directa con el Gobierno es curiosamente la mejor para el país, pero la que podría ofrecerle menos réditos al Presidente Uribe. Me explico: Con una decisión de ese calado las Farc desaparecerían del espacio ya no aplastados por un contendor, sino dignamente, en otras palabras, como siendo desconectados de una maquina con su propio beneplácito.

Ganarían las Farc pues su última voluntad sería una buena acción: dejar las armas y dar por terminada la guerra. Uribe también ganaría, pues pasaría a la historia como su verdugo final y como el Presidente que empezó su carrera hacia la Presidencia prometiendo que acabaría con el terrorismo y que terminó llevando a los jefes de los grupos paramilitares a la cárcel, a varios de los jefes guerrilleros a la tumba y a otros a la negociación sin mayores exigencias.

No obstante, este eventual escenario podría cerrarle el espacio a una eventual prolongación de su mandato, pues el país entendería que la tarea fue realizada y se acrecentarían las voces de quienes piden refrescar los aires en la Casa de Nariño. En otras palabras, Uribe se podría ir a descansar con el honor del deber cumplido. Eso si, muy seguramente habiendo hecho un guiño sobre su sucesor.

Así pues, seguro estos tres escenarios y cientos de más preguntas deben estar rondando por las cabezas de los varios jefes guerrilleros (quedó demostrado que la otrora unidad de mando en las Farc es cosa del pasado). Pero lo más grave de todo para esa organización es que las mismas preguntas, sumadas al temor de ser muertos ya sea por la acción del Gobierno y sus Fuerzas Armadas o por física hambre, cansancio o enfermedad debe ser el pan de cada día, hora y minutos para los miles de combatientes que todavía tienen escabulléndose en el monte.